El ser humano está compuesto de aspectos físicos, mentales, emocionales y espirituales. Todos ellos se relacionan entre si influenciándose. El desequilibrio en uno o varios de estos aspectos es lo que lleva a enfermarnos.
Las distintas terapias están indicadas para alcanzar este equilibrio tan deseado.
La curación holística no va al síntoma de la enfermedad, si no a su causa.
El terapeuta holístico debe trabajar con varias terapias con las que poder trabajar distintos aspectos del paciente, siempre con la idea de trabajar en conjunto. Es importante que el paciente se sienta parte de la terapia, en pocas palabras, que se responsabilice de su salud. El terapeuta es la herramienta o medio por el que encontrar nuestra salud, pero sólo si el paciente desea ser curado, así será. Esto, a priori, puede chocar. Hay personas que recorren muchos médicos y terapeutas en busca de una solución para sus dolencias sin obtener resultados. En muchos casos, esto es porque renuncian a los cambios que han de realizar en su vida. Hábitos de comida, de pensamiento, de conducta, de trabajo, de dinero... Hábitos, creencias estancadas que nos producen bloqueos y estos enfermedad.
Por eso es importante que el paciente siga las indicaciones del terapeuta y trabaje no solo su dolencia, si no aquellos hábitos y creencias que le perjudican.
Entre las terapias que podemos encontrar, están las energéticas. Éstas trabajan no sólo el cuerpo físico, si no también el etéreo, emocional, mental y espiritual, que son los que componen nuestra aura.
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